8 de octubre de 2009, Roma –
Será necesario realizar inversiones netas de 83 000 millones de dólares cada año en la agricultura de los países en desarrollo si se quiere contar con alimentos suficientes para 9 100 millones de personas en 2050, según un documento de trabajo de la FAO publicado hoy.
Por este motivo es necesario incrementar las inversiones en agricultura en cerca del 50 por ciento, según el estudio preparado para el Foro de Expertos de Alto Nivel sobre cómo alimentar al planeta en 2050, que tendrá lugar en Roma entre el 12-13 de octubre de 2009 con la presencia de cerca de 300 especialistas de nivel internacional.
Entre los sectores que requieren inversiones figuran la producción agrícola y ganadera, junto a los servicios de apoyo intermedios como cadenas de frío, instalaciones de almacenamiento, mercados y la etapa inicial del procesado.
La inversión privada es esencial
La proyección de las inversiones anuales necesarias hasta 2050 incluye unos 20 000 millones de dólares para la producción agrícola y 13 000 millones para la ganadera, según el documento de la FAO. La mecanización supondrá la mayor área de inversión individual, seguida por la expansión y mejora de los regadíos.
Serán necesarios otros 50 000 millones de dólares anuales para los servicios asociados que permitirán un 70 por ciento de aumento de la producción alimentaria en el mundo en 2050.
La mayor parte de estas inversiones, tanto en agricultura básica como en servicios asociados, procederá de inversores privados, incluyendo los campesinos que compran implementos y maquinaria agrícola y empresas que invierten en instalaciones de procesado.
También inversiones públicas
Además, serán necesarios fondos públicos para lograr un mejor funcionamiento del sistema agrícola y la seguridad alimentaria, según el documento. Entre las áreas prioritarias para las inversiones públicas figuran investigación y desarrollo agrícola; infraestructuras a gran escala, como carreteras, puertos y energía, junto a instituciones agrarias y servicios de extensión; educación, en particular para las mujeres, saneamiento, suministro de agua potable y asistencia sanitaria.
Sin embargo, en el año 2000, la cifra total del gasto público mundial en investigación y desarrollo agrícola supuso tan solo 23 000 millones de dólares y fue muy desigual.
Entre 1980 y 2005 la Ayuda Oficial al Desarrollo a la agricultura descendió en cerca del 58 por ciento en términos reales, cayendo desde un 17 por ciento del total de ayudas al 3,8 por ciento en ese mismo período. En la actualidad ese porcentaje se sitúa en torno al 5 por ciento.
De las nuevas inversiones netas proyectadas en agricultura, hasta 29 000 millones serán necesarios en los dos países con mayor población: India y China. En lo que se refiere a las distintas regiones del mundo, África subsahariana necesitará unos 11 000 millones en inversiones, Latinoamérica y el Caribe 20 000 millones, Oriente próximo y el Norte de África 10 000 millones, Asia meridional 20 000 millones y Asia oriental 24 000 millones.
Diferencias entre regiones
Las proyecciones indican grandes diferencias regionales en el impacto de las nuevas inversiones cuando se refleja en términos per cápita. Debido a la diferencia en los índices de crecimiento demográfico, Latinoamérica -por ejemplo-, perderá la mitad de su mano de obra agrícola, mientras que África subsahariana la doblará.
Esto significa que para el año 2050 un trabajador agrícola latinoamericano tendrá 28 veces más de capital social -o activos físicos como equipamientos, tierra y ganado- disponible que un campesino de África subsahariana.
Las inversiones extranjeras directas en agricultura en los países en desarrollo podrían suponer una contribución importante para reducir la brecha en las inversiones, según el documento.
Pero se destaca la preocupación a nivel económico y político que suponen las inversiones en el denominado "acaparamiento de tierras" en países pobres y con inseguridad alimentaria. Estas operaciones deben diseñarse de modo que se maximicen los beneficios para la población local, con un aumento efectivo de su seguridad alimentaria y una reducción de la pobreza.